Paracas Skatepark Ancestral

Ginno Peraltat, method

La Reserva Nacional de Paracas conserva una porción del mar y del desierto del Perú, dando protección a las 200 mil especies de flora y fauna silvestres que allí viven. La península está situada en una zona marítima muy rica, cuyos afloramientos de aguas extremadamente frías producen una gran abundancia de plancton que nutre a peces, crustáceos y moluscos. Ubicada a 250 kilómetros de Lima, cubre 335 mil hectáreas de arenales desérticos y alberga desde hace siglos múltiples tesoros de la cultura Paracas, especializada en textilería, ceramios, trepanaciones craneanas y momificación de sus muertos. 

Manejando 3 horas dentro del desierto de Paracas

Ginno Peraltat, rock and roll

Manuel Moralest, blunt

Es contemporánea, en parte, con la cultura Chavín y antecesora de la cultura Nazca. Esta cultura da el nombre a los fuertes vientos de esta zona, que alcanzan los 32 Km/h. Paracas, lugar donde se desarrolla la siguiente historia. 

El desierto de Paracas

Los fuertes vientos empujan el skate

Ginno Peraltat, pivot

Hace ya unos ocho años atrás, Hoho, Gino Peralta y Naranjo salieron de Lima para pescar al sur, llegando a las playas de Paracas, ricas para la pesca de lenguados y corvinas. Llegamos a este mágico lugar, donde solo skaters podrían alucinar con el escenario, y encontramos el skatepark más antiguo del mundo, tallado en piedra por los fuertes vientos Paracas. 

Alberto Montes

 Lo sesionaron con un solo skate para los tres, y tan solo registrando algunas fotos y tomas que luego colgamos en Internet, quedando en volver para cubrir el spot con todo y presentarlo en revistas y videos. Ocho años después, en 2013, volvieron para sesionarlo con cámara, memorias, equipos y riders idóneos para adaptarse en cualquier terreno, asegurando las mejores tomas para el reportaje. Para esto convocamos a varios riders y al parecer el hecho de ir a un lugar tan remoto y alejado los mantuvo en su habitual Lima Limon Babylon, saliendo finalmente tan solo una comitiva de siete riders y un fotógrafo decididos a experimentar una de las aventuras más alucinantes de sus vidas. (Integrantes: Hoho del Castillo, Reinhard Agustin, Gino Peralta, Manuel ‘Pumita’ Morales, Tito Voysest, Juan Carlos Vásquez, Alberto Montes y Miguel Ruedas (fotógrafo). Salimos de Lima a las 5 am, recorrimos por la Panamericana Sur 250 kilómetros y luego nos internamos en el desierto por dos horas, aproximádamente, siguiendo caminos de trocha y huellas de pescadores, cruzando entre paisajes lunares, rodeados de dunas de colores que variaban entre blanco, crema, beige y naranja ladrillo, hasta rojos ocre increíbles.

La cueva



Llegamos hasta la playa, intercalando el recorrido entre la orilla del mar junto a las gaviotas y aves volando al lado nuestro, subiendo nuevamente dunas de distintas alturas. ¡Llegamos! Una vez más en el mágico ‘skatepark ancestral’, tallado en laja naranja por las constantes paracas que azotan el lugar a diario en colaboración con la arena. Juntos se fusionan como un poderoso abrasivo, formando las transiciones y puliendo el suelo donde se puede rodar sin problema, dejando el resto volar con la imaginación de cada rider/observador. Todos bajamos de los vehículos atónitos, asombrados por el lugar. Algunos tiraron sus tablas a rodar, reconocer y explorar el terreno.

Alberto Montes

Alberto Montes


Recién luego de un rato se percataron del intenso viento que nos azotaba junto con la arena, sin piedad, obligándonos a cubrirnos con nuestros skates de las ráfagas y tormentas de arena que por ratos se tornaban más intensas, dificultando toda actividad, tanto para montar e intentar hacer trucos como para filmar y tomar fotos. La arena se metía por todas partes, hasta por el más mínimo rincón de los equipos, incluso algunos nos pusimos tapones de papel en los oídos. Este lugar cuenta con una zona en bajada, como una especie de downhill con depresiones como bumps, que puedes usar para ollies terminando en una especie de peralte. El asunto es que para hacer trucos flips con giros hay que trabajar de algún modo en complicidad con el viento, maestro del lugar, ya que con su poder te quita el skate de los pies apenas despegues de tu tabla. Es tan fuerte que los trucos se te escapan literalmente de los pies, apenas te despegas de tu tabla el viento se la lleva. Cuando solo te descuelgas, la bajada por el downhill de norte a sur, el viento te ayuda a controlar la velocidad, ya que este sopla de sur a norte; en el caso contrario, con el viento a favor, este te llega a empujar. 

Jose Morales, five-o fs


Alberto Montes

Alberto Montes

Si usas algún tipo de vela, podrías hacer wind-sk8, y con cometa, kite-sk8. El viento domina el lugar, toda la zona. Incluso al viajar la arena con el viento, al ras del suelo, da la impresión de que fueran espíritus, fantasmas del lugar, dándole una sensación mística. La segunda zona del complejo cuenta con un área de transiciones muy cortas y chupadas, con filos redondeados, donde logramos colocar algunos stalls y algunos early grabs para conseguir volar un poco. Esta zona cuenta con una parte que parece una ola que se cierra un poco, como un tubo en el mar; una de las partes más divertidas del lugar. Cayendo la tarde, cerramos la sesión y nos dirigimos a la siguiente playa. Para refugiarnos del viento y de la noche, en la boca de una cueva mística armamos el campamento, cocinamos, comimos, tomamos unos vinos. Sin TV, sin señal de celular, totalmente desconectados de Babylon, nos tiramos a observar las constelaciones de estrellas en el cielo oscuro. ¡Buenas noches! Al día siguiente, nos levantamos a disfrutar de una playa totalmente para nosotros, con un sol increíble. Algunos caminaron por las albúferas de la zona, otros nos divertimos con el squimboard. Al mediodía comimos una parrillada y enrumbamos de retorno, sin no antes parar a sesionar el spot ancestral, aprovechar los últimos trucos y quemar las últimas baterías antes de volver a la realidad. Todos rodaron sus tablas y vacilamos el spot, ya acostumbrados al viento con agujas de arena. Junto con la caída del sol, nos despedimos del spot, con la esperanza y full ganas de volver con los amigos. Gracias, Paracas. ¡One Love! 

Ginno Peralta

Ginno Peralta


 

Texto: Alberto Montes | Fotos: Miguel Rueda